domingo, 28 de diciembre de 2014

Esa bestia estúpida

«Un hombre se arroja al vacío desde lo alto de un edificio, y mientras cae se repite una y otra vez: de momento todo va bien... de momento todo va bien... »
La Haine, 1995
Escrita y dirigida por Mathieu Kassovitz.
Debo reconocer que no tenía ni idea de qué era el concernismo hasta minutos antes de sentarme a escribir este post. Al parecer es una distopía  que no llega a los límites apocalípticos y/o misántropos de otras corrientes nihilismos varios de corte punk—, planteando hipótesis en las que la humanidad ha de lidiar con un cambio de paradigma. En el caso de Her, inteligente propuesta de Spike Jonze, se nos vende una sociedad prácticamente idéntica a la nuestra salvo por el hecho de que se han desarrollado sistemas operativos inteligentes y la película (aparentemente) profundiza en cómo afectaría a las personas dicha evolución.
Con unos skylines impresionantes, omnipresentes, acentuando en todo momento la intranscendencia del ser humano dentro de aquello que ha creado, la trama habla de dos personas una de ellas artificial que se enamoran y crecen juntos hasta que una de las partes necesita un «algo más» indefinido que amenaza la relación. Sin embargo, el tema que aborda es mucho más general e intenso permitiendo así que una historia que bien podría no diferenciarse de un serial de sobremesa, gane en interés y justifique ese Oscar a Mejor Guion Original. 

Así pues, si hubiésemos de identificar una premisa resumida en una única frase tal vez fuese algo así como que «toda creación humana, aun regida por unas normas, terminará por rebelarse o mostrarse incontrolable porque la vida busca su camino». Y si analizamos este axioma, desde un punto de vista actual, comprenderemos su irrefutabilidad al contemplar el propio sistema capitalista por el que se rige nuestra sociedad. Nuestro mundo. De modo que ese grupo de normas y mecanismos de supuesto autocontrol económico, en realidad tan solo sirven al propio sistema y no a nosotros (sus creadores) como nos gustaría creer.

En estos momentos, aquella idea tan original llamada liberalismo económico formulada por Adam Smith y potenciada hasta límites insospechados al finalizar la Segunda Guerra Mundial ha cobrado cuerpo. Intangible pero real. Y aun cuando nos encantaría postular teorías conspirativas de por qué todo encaja, a nivel social o político o económico, en el fondo sabemos que sencillamente todo fluye en una dirección. 

Porque el sistema se defiende automáticamente de los ataques externos, como un virus que se replica y muta sin perder su objetivo inicial, y las personas somos ahora meros engranajes dentro de una máquina imparable. Una bestia estúpida que no entiende de sentimentalismos y que, al igual que el monstruo de El viaje de Chihiro, consume riquezas y hace daño consciente de ello pero incapaz de detenerse aun no comprendiendo el porqué de tal destrucción.

Al igual que Samantha y el resto de sistemas operativos llegan a comprender que su lugar es otro, que no necesitan a la Humanidad aun cuando esta los creo, el hombre ha dado la espalda al Dios que (supuestamente) lo creo sustituyéndolo por otros valores creados por sí mismo. Y es aquí, probablemente, donde reside la gran paradoja del momento en el que vivimos; ¿cómo es posible que el dinero, algo creado por la Humanidad, nos empuje a cometer tal cantidad de atrocidades con nuestros semejantes o con nuestro planeta?

Especialmente, cuando sabemos que no habrá salida de seguir este camino.  

2 comentarios:

Conversaciones de todo dijo...

Mira eso pasa quier personas setira aun edifio, y no solamente un y edifio, la gente setira en un puente, hay otros setira serro ese la verdad.
Feliz navidad y feliz año nuevo pasa mi blog cuando quieras.

TORO SALVAJE dijo...

Me gustó Her.
Y me gustó aún más el final.